sábado, 13 de junio de 2009

VIEJO QUERIDO

Fue verte con tus ojos cerrados como si estuvieras dormido, tu cuerpo aun tibio esperando la hora para ir a un lugar frió. No había nada que cambiara ese momento donde vi la paz que refleja la muerte, esa misma paz que tenía tu rostro en aquel lecho donde moriste sin verme.
Llego la hora de llevarte a la sala donde se encuentran los que han quedado dormido, ibas envuelto entre sabanas blancas en una camilla que recorría el pasillo vació, lleno del silencio y las palabras de los que te llevaban al cuarto frió. Detrás iba yo, mirando como poco a poco te perdías entre las voces y la puerta que separaba la sala de los muertos y la de los vivos. Llego el final del camino, te vi partir sin voluntad, te fuiste del lado mío, mi viejo querido.

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